A Josep Pla lo hemos visto por este Baluarte con cierta gozosa frecuencia; en concreto han sido seis veces con ocasión de otros tantos libros, tan memorables como Viaje en autobús o El cuaderno gris. Ahora que Cataluña mantiene su incandescencia, su permanente turbación y enferma indignación separadora, es más que recomendable leer al eterno payés del Ampurdán que nos hace sosegarnos, bajas a tierra, posar los pies en la campiña catalana y disfrutar de la que se encuentra entre la mejor literatura española del siglo XX.
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La huida del tiempo fue publicado originalmente en 1945 en lengua castellana como una recopilación de artículos publicados en la revista Destino en la columna semanal titulada Calendario sin fechas y que escribía semanalmente Pla desde 1940. La huida del tiempo pertenece al estilo más propio de Pla en el que todo fluye con la cadencia natural del viento, la lluvia o el sol, anclado a su tierra y a un paisaje sin el que Pla no sería el mismo.
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Es una sucesión cronológica de las fechas y hechos más relevantes del calendario rural, la vendimia, la navidad, las nieves, las lluvias o los calores en el que el tiempo que huye, alejado del presente para hacerse atemporal y asentado en tierras ampurdanesas, nos muestra que el tiempo en realidad no pasa, sino que pasamos nosotros como elementos volátiles de un eterno paisaje que nos da la vida.