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En estos recibos, a todos los españoles nos cobraron mes a mes durante años un 3,54% del importe del recibo de la luz por la llamada moratoria nuclear, es decir, pagamos la construcción de centrales nucleares que nunca se usaron por criterios ideológicos cuando no por pura aceptación del chantaje etarra, como en el caso de Lemóniz. Eran los tiempos del tiro en la nuca y del "Nuclear, no, gracias", campaña de diseño soviético y notable éxito mediático.
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Además, en las facturas de la luz se podía ver otro 4,86% de la facturación que se pagaba cada dos meses, que pagábamos de forma religiosa y sin plantearnos la justicia y bondad de dicho pago, por la subvención del carbón nacional. Es decir entre todos les pagábamos los sueldos a los mineros asturianos por extraer un carbón de baja calidad y diez veces más caro del que viene de los EEUU, por ejemplo. Mientras, ellos tenían unos sueldos que duplicaban o triplicaban el de cualquier funcionario con carrera universitaria.
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La prensa nos dejó estos días imágenes de la lucha revolucionaria en Asturias, al viejo estilo, barricadas, cortes de carreteras, lanzamientos de cohetes contra la Guardia Civil o mensajes tan edificantes como "Si nuestros hijos pasan hambre, los vuestros verterán sangre". Es decir, o volvemos a pagarles sus envidiables sueldos o atacarán a nuestros hijos. A esto se le llama, creo, "progresismo".