
viernes, 25 de junio de 2010
El legado de Mandela de Richard Stengel

miércoles, 23 de junio de 2010
Que dulces son tus lágrimas

que van al profundo mar
cuando son parte del rio
que me arrastra sin cesar.
Que plácidos tus sollozos
ecos que quiebran la voz
cuando pretenden decirme
lo que ya sabe hasta el Sol.
Como me calma tu pena
tu angustia, tu ansia y pasión
cuando las llamas de tu alma
no queman mas dan calor.
Combo, un grafiti animado
.
martes, 22 de junio de 2010
Arceval y los ingleses de Salvador de Madariaga

lunes, 21 de junio de 2010
Gran Torino de Clint Eastwood

sábado, 19 de junio de 2010
Pollo a la carta. Una parábola filipina
El último viaje de José Saramago

jueves, 17 de junio de 2010
Bélgica, estado fallido

miércoles, 16 de junio de 2010
Sintra, verde remanso de paz y vino


lunes, 14 de junio de 2010
Ortodoxia de Gilbert K. Chesterton

Hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece
Ante las tristes noticias sobre sacerdotes, pederastia, la Iglesia y cómo ha tratado el caso la prensa, recordemos que hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece...
Es decir, a pesar de todo, hay un silencioso bosque que cubre la faz de la Tierra.
sábado, 12 de junio de 2010
Africa, la tercera colonización de Gerardo González Calvo

.
jueves, 10 de junio de 2010
La última cima

lunes, 7 de junio de 2010
Paisaje surrealista

Cuadro surrealista
De vez en cuando apartaba la mirada del libro para ver como los árboles se entretenían corriendo hacia atrás. Lo hacían a tal velocidad que apenas se percibían sus formas verticales, alargadas.
El rio, en cambio, con su lento caminar otoñal, discurría paralelo a la vía por lo que mantenía dignamente su forma ante mi mirada.
Presentaba el conjunto un aspecto casi surrealista, como un cuadro sobre un fondo azul grisáceo, tristón, que aumentaba al oírse al fondo un lento Vals de Sibelius.
Volví a la realidad cuando una voz amable me dijo: “Su billete, por favor”.
viernes, 4 de junio de 2010
Sobre burkas, velos e ignorancia

.
.
miércoles, 2 de junio de 2010
Una saeta de versos que se cuele en tu ventana

una saeta de versos que se cuele en tu ventana
que lleven el fino rumor de los vientos de verano
que te digan que he llorado por la falta de mi Diosa
que te cuenten al oído lo que pensé esta mañana
que te acerquen el aroma de aquel pétalo temprano
la sonrisa celestial que me alegró una mañana,
el destello de tus ojos, la suavidad de tu mano,
para que vuelva a sentir tu presencia vaporosa
que apague dentro de mí la viva llama africana
y que te vuelva a besar en las sombras del verano.